jueves, 31 de diciembre de 2009

Las hornillas eléctricas son un fraude

Es triste escuchar el testimonio de una anciana de 91 años, la que ha dedicado su vida a la Revolución, más la Revolución no le ha dedicado mucho tiempo en su larga vida. Es el caso de Antonia Rodríguez Mirabal, quien nació el 19 de enero de 1918 y reside en calle Prolongación de Martha Abreu en el Reparto Virginia, Santa Clara, Villa Clara.


“Provengo de una familia campesina, siempre he vivido muy humilde, desde niña trabajé en labores agrícolas, me uní a mi compañero en concubinato muy joven, así formamos una familia de 9 hijos. Seis están vivos”.


“Mi marido Bernardo siempre estuvo muy ligado a la Revolución, participó en la Limpia del Escambray, en Girón y en la captura de Tondique. Éste fue un alzado de la zona norte de la antigua provincia de Las Villas que para atraparlo fue necesario prender fuego al cañaveral donde se ocultaba y después que lo curaron un poco de las quemaduras lo fusilaron.”


“Yo siempre he pertenecido a las organizaciones de masas y siempre estaré del lado que esté Fidel. Siempre he vivido pobre pero feliz, mientras haya que echar en las cazuelas, pero en estos momentos el problema no es lo que se vierta en la cazuela, sino con qué cocer lo vertido en ellas. No es por criticar pero a la verdad que las hornillas eléctricas son un fraude. Nos quitaron el alcohol y el querosén, primero dijeron que iban a dar cocinas de gas, después se aparecen con las hornillitas esas que no sirven para nada, la primera me costó cien pesos, esa no duró nada, la cambiaron por esta de mueble negro que tiene dos resistencias. En arreglos ya supera los doscientos pesos y en este momento está directa, porque el botón no sirve, lo que me aumentaron de chequera me lo están sacando en reparaciones, sin contar lo que hay que pagar de electricidad, que no crean que es poco.”


“Yo soy muy afín con Fidel y la Revolución, voy a morir siendo fidelista, pero considero que en esto de las cocinas y la electricidad han dado tremenda metida de pata como decimos los cubanos cuando algo sale mal”.


Santa Clara, 29 de diciembre de 2009.


Sucesos narrados por el comunicador comunitario

Adrián del Sol Alfonso